Te arrastras, huyes, te ríes, más en el fondo te lamentas,
Vives de lo instantáneo de lo superficial y vano, inspiras lástima,
No conoces nada más.
En la inmundicia de tu "civilización" te refugias,
En tus deberías,
En la idea de la "familia feliz", compras tu alegría, compras tu religión, tus vicios, tu perdón, unas horas, unas semanas, para algo de "sanación espiritual", estas salvado, y saludas al sol, aparentemente en profunda meditación mientras planeas con quien fornicar este fin de semana, lo físico escape a tu soledad, a tu podredumbre.
¿Conocimiento?, lee algo, filosofía, barata y desechable cómodamente dispuesta en talleres hechos para ti, el hombre desechable, el hombre vacío, solo debes memorizar, amas lo fácil, lo explicito ,¿recuerdas como era reflexionar?
Hablas de dios y del universo, pero si quiera te detienes a observar su creación, y aunque lo hicieras jamás la entenderías, no preso en los esquemas de tu mente así como estas.
El pavimento frio en la noche es tu hábitat y las luces de neón tú oxígeno, amante de lo artificial, del bullicio.
Tu alegría se convierte en llanto hombre desechable por ti, por la existencia mal gastada, por tu tiempo caduco.