La luminosidad del sol, siento, hiere, a veces,
Pareciese restregar en mi rostro su inmaculada felicidad, en
la que tantas veces dance en éxtasis, creyéndome santo, o dádiva del cielo
Sus rayos parecen casi imperceptibles para mí,
Imagino solo uno que
otro haz se cuela dando respiro y luz a mi esencia, que a ratos descansa en tu
pensamiento
Mi cuerpo parece poseído de no sé qué extraño cansancio, letargo
tedioso, mientras mi esencia vuela, en deseos, sensaciones, lugares, melodías, acompasadas por tu recuerdo
Temo la oscuridad, mas tú no sabes,
Me absorba nuevamente, temo, mas menospreciar la sombra no
hoy, ya no
Estando a un paso del equilibrio perfecto me inclino a uno u
otro lado a veces a mi gusto,
A veces a disposición
del aire, de las sensaciones que me prodiga el entorno,
Aceptando el todo, soy en mí, aceptando
Aceptando el todo, descubro mi intrínseco estado de perfección
Y si bien la danza es en mística luna llena, al son de tambores
ancestrales, también lo es en las
profundidades de mis cavernas, en donde la luz natural no llega, se disipa débil
Entonces depende mi
encender la antorcha, no para convertirlas en luz, no darles muerte vergonzosa,
Solo para asegurarme
que siguen ahí, mis adoradas tinieblas,
Que me hacen un ser perfecto
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