Abrazo el punto intrínseco en mí que me acerca a ti,
al todo
Ya no daña del pasado el
recuerdo añejo de mi soledad,
lo acepto,
Perdonados ya están en mí, la amargura de años de doloroso aprendizaje,
No olvidados más si sintiendo la existencia de un algo más poderoso,
más divino,
Pues en cada paso me siento levitar acompasada por las melodías de nuestro amor universal.
Pues ya no veo rostros, ni manos, ni pies,
si no la bella perfección que brilla en lo profundo de los cuerpos,
el haz de luz divino, que nos entrega el aliento vital,
que nos conecta,
porque mi respirar es el tuyo.
Abrazo el punto intrínseco en mí que me acerca a ti,
al todo
No al albergue de grandes templos,
ni bajo la rectitud de antiguas tradiciones seguidas más por apego inconsciente que por sentimiento,
no al albergue, si en libertad
Mi templo soy yo,
el universo mi morada,
Porque con cada latido abrazo al cosmos,
y desparramo a voluntad miles de colores jamás visto antes, con olores, con melodías que solo comprenderías y de las que gustarías solo con los ojos cerrados, hoy te siento en mí, Madre-Padre, Dios-Diosa,
en donde quiera que esté.
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