A veces ella vuelve a surgir, maliciosa pero sobre todo
triste
La frialdad de sus
dedos de hielo tocan mi espalda, temo
Se agarra de mi cabello
Así crece, como raíces
de árboles antiguos, y desdeñados, ya está aquí,
Así ella deja su huella, palideciendo mi piel
Su sombra me invade, se cuela entre la oscuridad de mis
pensamientos
Me recuerda el vacío que solía sentir,
Me recuerda el trabajo que es ser feliz
Se arrastra por mis ojos, creando mares en ellos,
Tejiendo calamidades
en mi mente balbuceando burlescamente acerca de mi hoy ficticio
Me asfixia, me daña, me hace derramar sangre, tiñendo las
paredes me atrapa
Se abraza a lo que no tengo, a lo que quiero tan solo para restregarlo
en mi rostro por un momento, mientras se apasiona con mi pasado,
Envolviendo con sus garras mi cuello a segundos de quebrarse,
a segundos de partir, casi el Adiós
Entonces desaparece, y volviendo al piso, me recupero
Ella con su velo tupido de telarañas, ataviada en negruzco y
carmesí me mira contrariada
Abandonando la habitación bajo la impávida estela de la
madre, que solo observa
Cesgala te vas una vez más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario